sin plumas

comentarios de libros por iván thays

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Lugar: Lima, Peru

Escritor peruano (Lima, 1968) autor de las novelas "El viaje interior" y "La disciplina de la vanidad". Premio Principe Claus 2000. Dirigió el programa literario de TV Vano Oficio por 7 años. Ha sido elegido como uno de los esccritores latinoamericanos más importantes menores de 39 años por el Hay Festival, organizador del Bogotá39. Finalista del Premio Herralde del 2008 con la novela "Un lugar llamado Oreja de perro"

8/19/2004

Las jerarquías de la noche
Francisco Tumi
Alfaguara. Lima, 2004. 425 págs


FIESTA INCONCLUSA
Hacia finales del segundo gobierno de Belaúnde, la fiesta democrática empezó a hacer agua y se incubaron los males que aún hoy, 20 años después, siguen enturbiándonos. Es en esa época en la que Francisco Tumi hace correr esta aventura que enfrenta a tres amigos en Piura, reencontrados diez años después en el matrimonio de uno de ellos. Antuán, el Loco y Javi son los amigos que ya han dejado la adolescencia y viven el crepúsculo de la democracia y la resaca de sus propias frustraciones. La novela transcurre durante la noche de un banquete de boda y está narrada por Antuán, quien ha viajado desde Lima. A través de su relato nos internamos en una vieja historia que empieza con una doble traición, y termina con una más, la definitiva. Antuán era el “cráneo” del salón y después de ese tiempo siendo el más puro de los tres. Representa la conciencia moral que lo mismo se rebela contra las estafa administrativas de su jefe, como contra las faltas de sus amigos. Una elipsis de diez años nos conduce de un incidente en la fiesta de promoción a aquella fiesta de matrimonio en que un próspero Loco se casa con una ex compañera de la escuela. Las confesiones y los recuerdos se suceden desordenadamente y nos enteramos a través de ellos, entre otras cosas, de la educación sentimental de Antuán, entre la Ondina y Daniela –el instinto sexual y el amor puro-. Lo cierto es que, pese a su inteligencia, Antuán se frustra porque está “atorado” en el pasado. Como una olla de presión, el fin de la novela nos lleva al desenlace donde se nos muestra a un Antuán alcohólico cortando de raíz, y balazos, el nudo gordiano que lo tiene atrapado y, una vez libre, puede seguir su carrera en el extranjero. El talón de Aquiles de la novela está en la prosa que suele ser declarativa y melodramática (leemos párrafos como: “Mi pecho de estudiante de segundo año de economía se encrespó con fuerza” o “cómo he llegado a esta encrucijada de la eternidad en la que solo se respira frustración y sentimientos encontrados”) o demasiado expositiva –sobre todo en el epílogo- e impostada, donde palabras como “ulterior”, “arrostrar” o “aviesos” conviven con sesiones de marigüana calificadas como “apoteósicas” e incursiones “exultantes y pecaminosas” en prostíbulos. El resultado es una prosa de glosario, encorsetada y poco dinámica, que almidona un argumento que, con una prosa más inspirada, hubiese conseguido el éxito que merecía el esfuerzo y la seriedad con que Francisco Tumi asume el inicio de su carrera literaria.