La sombra del viento
Carlos Ruiz Zafón
Planeta. Madrid, 2003 474 págs.

MISTERIO LITERARIO
Finalmente llegó a Lima esta novela que ha sido uno de los más espectaculares fenómenos de ventas español. Finalista del premio de Novela Fernando Lara del 2000, ha vendido más de un millón de ejemplares en diversos idiomas, manteniéndose meses en la lista de los superventas. ¿La fórmula? No una, sino todas. Ruiz Zafón ha echado mano a todos los ingredientes de “comprobada eficacia”: encontramos una historia de amor, una novela de intriga, un argumento policial, algo de terror, mucho de misterio, metaficción literaria, ambientación histórica y bildungsroman (novela de aprendizaje). Pese al concolón literario, el autor sale adelante y la novela está lejos de ser intragable. Al contrario, puede leerse con simpatía gracias a la habilidad de crear plots o quiebres en la historia cada cierto número de páginas. La novela se lee bien, insisto, aunque no es una obra mayor (ni espera serlo) sino una novela llena de efectos y trucos, que apela a las coincidencias hollywoodenses y retuerce la verosimilitud, pero en líneas generales está hecha con la capacidad con la que, por ejemplo, en cine un director correcto consigue sacar adelante una superproducción. El argumento nos conduce a una Barcelona de postguerra, al año de 1945 y al llamado Cementerio de Libros Olvidados donde un adolescente, Daniel Sempere, recibe de manos de su padre –un librero viejo- la posibilidad de adoptar un libro. El libro que escoge Daniel será La Sombra del Viento escrito por un autor de culto, Julián Carax. La posesión de ese libro lo empujará a una historia de espectros vivos y muertos, donde destaca una mujer inalcanzable llamada Penélope; su silencioso hermano Jorge; un policía canalla de apellido Fumero y el autor del libro, el misterioso Julián. Daniel es ayudado en su pesquisa por una novia deliciosa, Beatriz, y un pobre diablo llamado Fermín Romero de Torres, a quien rescatan de la mendicidad y se convierte en el mejor amigo de Daniel, inquieto personaje muy bien tramado que se roba definitivamente la novela. Pronto, Daniel descubrirá que Julián Carax lo ha envuelto en la trama de una de sus novelas rocambolescas y góticas, convirtiéndose en su Alter Ego. Sin duda, esta novela le debe mucho a ciertos autores españoles como Pérez Reverte o el mejor Juan Manuel de Prada (aquel de Las máscaras del héroe). Pero no mezquinemos la capacidad de Carlos Ruiz Zafón de salir airoso en una aventura literaria destinada a un público mayoritario, en esta novela de lectura ligera pero mucho más digna que los mamotretos de Dan Brown.