sin plumas

comentarios de libros por iván thays

Mi foto
Nombre:
Lugar: Lima, Peru

Escritor peruano (Lima, 1968) autor de las novelas "El viaje interior" y "La disciplina de la vanidad". Premio Principe Claus 2000. Dirigió el programa literario de TV Vano Oficio por 7 años. Ha sido elegido como uno de los esccritores latinoamericanos más importantes menores de 39 años por el Hay Festival, organizador del Bogotá39. Finalista del Premio Herralde del 2008 con la novela "Un lugar llamado Oreja de perro"

5/06/2005

Mirar sin verte
Osvaldo Cattone
Alfaguara. Lima, 2005. 234 páginas


CLOSET PLATONICO
Una frase de Rosa Montero (“escribes bonito”) le bastó al conocido hombre de teatro Osvaldo Cattone para lanzarse, a los 72 años confesados, a la piscina literaria. Su fama como productor de “teatro comercial” (ganada en una época en la que Shirley Cherres no se había desnudado aún en un escenario), y su innegable éxito en un país como éste, donde ser famoso es de pésimo gusto, han hecho que su primera novela sea leída de reojo, como parece anticipar el título. No es una buena novela, pero tampoco hay que rasgarse las vestiduras. Si asumimos que las aspiraciones literarias de Cattone están al nivel de sus paradigmas estéticos (los cuadros de Revilla, la flauta de Kenny G. y las novelas de Bayly) podemos incluso considerarla exitosa. El argumento: Jorge Pasco, limeño que ha sido abandonado por su neurótica esposa y por una amante sofisticada y zorra, se dedica al diseño de interiores y a comentar la escena limeña con esmerada frivolidad. Lee libros de auto-ayuda y no se cansa de repetir que adora el cine, aunque Muholland drive (la película de David Lynch) le pareció un fraude y acusa de estafadores a los críticos que la alaban. Sumergido en el vaso de agua de sus problemas, conoce al deslumbrante Pino Salinas, para quien está decorando un restaurante muy chic, y su vida da un vuelco. Salinas es su doble espiritual, una versión mejorada y exitosa de sí mismo. Su aplomo, su cosmopolitismo, su estilo de vida lo va seduciendo inconscientemente (en una escena sueña que Pino es un vampiro) hasta atraparlo. Cuando Pino le confiesa que es gay y que, además, tiene sida, ya Jorge está demasiado comprometido (aunque platónicamente) y sin capacidad de respuesta. En un intento de desmarcarse de novelas peruanas recientes, Cattone se ha esforzado en declarar que lo importante no es el aspecto gay de la relación, sino en el aprendizaje mutuo y el descubrimiento de un sentimiento intenso sin manipulación sexual. El autor acierta al recrear las diferentes etapas de la seducción de su historia de amor idealizado. Sin embargo, se equivoca al perfilar a su protagonista (Jorge repite que es un fracasado, pero cuando se mira al espejo se comporta como el propio Cattone dando entrevistas a la TV y declarando lo guapo que es), y al urdir ciertas reflexiones que son clisés predecibles, cuando no cursis, que echan a perder una trama que podría haberse sostenido sin esas intervenciones. También le hubiera beneficiado una corrección de estilo más atenta, para evitar errores como afirmar “Mi madre se está apagando” y punto seguido declarar que goza de excelente salud y lucidez mental (pg.59) o frases contradictorias como “Si bien nunca la tuvo, la fantasía se le iba esfumando” (pg.50)