sin plumas

comentarios de libros por iván thays

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Lugar: Lima, Peru

Escritor peruano (Lima, 1968) autor de las novelas "El viaje interior" y "La disciplina de la vanidad". Premio Principe Claus 2000. Dirigió el programa literario de TV Vano Oficio por 7 años. Ha sido elegido como uno de los esccritores latinoamericanos más importantes menores de 39 años por el Hay Festival, organizador del Bogotá39. Finalista del Premio Herralde del 2008 con la novela "Un lugar llamado Oreja de perro"

3/24/2006

La posibilidad de la isla
Michel Houellebecq
Alfaguara: Buenos Aires, 2005


ALARMISTA ENAMORADO

Daniel 1 es un comediante de stand up –una especie de Leny Bruce pero sin policías detrás- que mediante un cinismo cabalgante, burlas contra lo políticamente correcto (homofobia, xenofobia, intolerancia religiosa) y su negro sentido del humor ha conseguido instalarse como un artista considerado “genial” por la sociedad a la que ofende. Aquí podemos ver, sin duda, un guiño a la fortuna literaria del mismo Houellebecq, el más polémico escritor francés de las últimas décadas y también el más exitoso. Paralelamente, la novela entra en el territorio de la ciencia ficción. Daniel 24 y Daniel 25 son sus clones (ellos prefieren el término “neohumanos”), que miles de años después intercalan comentarios al “relato de vida” redactado a principios del siglo XXI por Daniel 1. El primer Daniel cuenta en su autobiografía la estancia en un balneario español con Isabelle y la mascota Fox, a quienes luego abandona para tener una vida indolente, sin mayores expectativas, hasta conocer a una actriz porno mucho menor que él, Esther, cuya intensidad sexual es tan encendida que divide como un rayo la vida del humorista: el escéptico se ha enamorado como un adolescente. En medio del melodrama que significa perder la cabeza por un cachorrito erótico que vive en el desprejuicio sexual, Daniel va afianzando su relación con una secta religiosa milenarista llamada los Elohimitas (parodia de los “Raelianos”), cuyos postulados entre hippies (la libertad sexual) y cientificistas (la vida eterna a través de la repetición de la cadena de ADN) modifican sustancialmente los últimos años de su vida. Alan Pauls -quien ha calificado a Houellebecq como “depresionista militante”- cita a Baudrillard y a Lipovetsky como parte del equipo de “alarmistas profesionales” en cuyas filas marcha también el espinoso novelista con idéntico éxito mediático. Superada la sorpresa de que un solipcista como Houellebecq hable del amor como salvación y que su personaje describa algunas escenas y escriba poemas bastante cursis, la novela no puede pasarse por alto. Es cierto que Houellebecq es acusado de ser un filósofo de supermarket, y sus novelas, al parecer, están cargadas de frases cínicas empaquetadas al frío y con código de barras. Pero no deberían ser desechadas de cuajo, pues no por exhibicionistas o melodramáticas son menos ciertas y válidas como termómetro de una sociedad consumista, llena de fobias e individualista como el mismo autor. No son pocos los que han reconocido en Houellebecq el mérito de poner sobre el tapete de la literatura francesa el tema social y la discusión de ideas concretas, luego de un largo periodo de experimentación iniciado por el noveau roman. Y si en algo abunda esta novela, además de sexo libre y misticismo cientificista, son ideas discutibles que lo mismo pueden dar pie a artículos brillantes como a charlas de sobremesa. Ud. elige.