sin plumas

comentarios de libros por iván thays

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Lugar: Lima, Peru

Escritor peruano (Lima, 1968) autor de las novelas "El viaje interior" y "La disciplina de la vanidad". Premio Principe Claus 2000. Dirigió el programa literario de TV Vano Oficio por 7 años. Ha sido elegido como uno de los esccritores latinoamericanos más importantes menores de 39 años por el Hay Festival, organizador del Bogotá39. Finalista del Premio Herralde del 2008 con la novela "Un lugar llamado Oreja de perro"

12/09/2005

Contemplación de los cuerpo
Luis Fernando Chueca
Estuendo mudo editor. Lima: 2005

DOCUMENTO POÉTICO
La inquieta editorial Estruendomudo abrió un espacio para la poesía a través de la serie Hotel Hotel en la que se han publicado ya tres libros. El primero fue Ya nadie incendia el mundo, de Victoria Guerrero. Y hace un par de semanas Catedral, el inicio literario de José Miguel Herbozo. El poemario de Victoria Guerrero continúa con la exploración intimista iniciada desde su primer poemario, en la línea de mucha de la poesía de la última década. Es decir, una voz que procesa simultáneamente lo que ocurre en el poeta como individuo y en el mundo que la rodea que parece espectral, un reflejo de su interioridad. La poesía de Herbozo, en cambio, es una poesía de reflexión sobre temas como la muerte, el abismo, la soledad, la palabra poética, y que alcanza auténtica profundidad en poemas como “la pausa” o “sombra”. Una poesía de tono metafísico, que se une a nuestra tradición poética de los años 50 y con ella como hilo conductor a la influencia de la poesía española (desde los clásicos del siglo de Oro hasta Cernuda o Aleixandre). Sin embargo, el poemario más interesante y polémico de la serie es Contemplación de los cuerpos, de Luis Fernando Chueca. Como en otros poemarios de Chueca, la muerte es el tema central. La contemplación de sus vestigios nos conduce a reflexiones, escenas familiares y alusiones literarias y culturales, pero también a la coyuntura política reciente: los cadáveres dejados por más de una década de terrorismo en el país. El crítico Javier Agreda ha dicho que una marca distintiva en la poesía de Chueca es la de no asumir riesgos en su obra y considera que acudir a referentes coyunturales en este poemario tampoco implica uno pues hoy en día es “políticamente correcto” hablar de esos años de violencia. Pero los riesgos poéticos se deben calcular no en la relación del autor con la sociedad sino de la obra con el lenguaje y su propuesta estética. En ese sentido, creo que este poemario es muy arriesgado, y lo seguiría siendo si hubiera sido escrito 10 años antes o dentro de 10 años. Aquí hay un poeta que no “sensibiliza” o “dramatiza” aquellos años de terror sino que expone de manera casi fotográfica, con escueto lenguaje de informe o diario personal, la presencia de la muerte (en los años de terrorismo, en el cadáver de un poeta amigo, en libros leídos). Con ello consigue dar a esos textos documentales un vuelo poético impresionante (entendiendo lo “poético” como conmoción y aprendizaje). Lo curioso es que en esos fragmentos escritos en prosa, de lenguaje desnudo y expositivo, Chueca se supera incluso a sí mismo, convirtiendo los poemas más reflexivos y “líricos” del conjunto en versos de buena factura pero que no alcanzan el nivel de expresión que tienen los poemas-informes. Con este libro, Chueca da un giro de imprevistas consecuencias en su obra. Estaré atento.