sin plumas

comentarios de libros por iván thays

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Lugar: Lima, Peru

Escritor peruano (Lima, 1968) autor de las novelas "El viaje interior" y "La disciplina de la vanidad". Premio Principe Claus 2000. Dirigió el programa literario de TV Vano Oficio por 7 años. Ha sido elegido como uno de los esccritores latinoamericanos más importantes menores de 39 años por el Hay Festival, organizador del Bogotá39. Finalista del Premio Herralde del 2008 con la novela "Un lugar llamado Oreja de perro"

7/14/2005

El Pasado
Alan Pauls
Anagrama: Barcelona, 2003.
560 págs


MUJER ZOMBIE
Con la publicación de Wasabi, Alan Pauls se convirtió en un autor de culto para quienes seguimos la nueva literatura latinoamericana. De él se decía que era hermano de un actor famoso y que sus novelas eran inhallables, incluyendo aquella de título perfecto: El pudor del pornógrafo. Los elogios apasionados que le dedicó Bolaño a partir de su aparición en una antología no hicieron sino atizar la curiosidad. El premio Herralde del 2003 a El Pasado, fue la posibilidad de desentrañar el misterio. Y no decepcionó. Es una novela desmedida, abundante, desordenada incluso, pero extraordinaria. Los protagonistas, Sofía y Rímini, han sostenido una relación que luego de 13 años se quiebra. Mientras Rímini trata de alejarse de la esfera de poder de su ex novia, ella se queda aferrada al pasado y acosa a su ex como un espectro. Cualquier intento de Rímini por crearse una nueva identidad –desde cortarse el pelo hasta consumir cocaína, además de nuevas relaciones- es frustrado por la omnipresencia de Sofía quien pretende convencerlo de que ambos son víctimas del amor que se tienen, como lo son todos aquellos otros fantasmas que los rodean: Frida Breitenbach, Rodi, Ida, la señorita Sanz, la adorable celópata Vera, Adela H. y sobre todo el pintor pornógrafo Riltse. Todos ellos han llevado sus sentimientos hasta el límite, buscando ahí la salvación o por lo menos alivio del amor. Pronto, Rímini empieza a sufrir de un curioso mal –que él califica de Alzheimer precoz- que lo hace olvidar primero idiomas (cosa terrible para alguien que trabaja haciendo traducciones) y luego nombres y rostros. Pero mientras Rímini olvida, Sofía recuerda todo: se convierte en una mujer zombie: la furiosa celadora furiosa del pasado común. Pauls no solo es detallista y cuidadoso para describir escenas o situaciones, es morboso. Se arroja sobre los deshechos de esa relación y extrae de ella, luego de una disección rigurosa, cada astilla que puede ayudarlo a dar sentido a esta novela de trágico sentido del humor. Ciertamente, los párrafos sobre el Sick Art, por ejemplo, o las reflexiones sobre la naturaleza del amor, resultan agotadores aunque se justifiquen por el tono exagerado de la novela. Pero a cambio de esa morosidad, a lo largo de la novela aparecen algunas escenas veladas, casi secundarias, que terminan convertidas en inolvidables puestas de escena: Frida o Rodi en el Hospital, el encanto de Vera disponiendo la cama para Rímini, el recuerdo del viaje a Austria, los primeros días del bebe Lucio e incluso la pesadilla del reencuentro entre Sofía y Rímini que arrastran a un bebé que, felizmente, es salvado por su madre de un mundo donde el amor, cuando no salva, mata.